En enero la Fundación Ángel Tomás abrió en Cartagena su primer piso para personas solicitantes y beneficiarias de Protección Internacional, bautizado como Piso Inma Bernal. Inma, una mujer luchadora que trabajó por el respeto a los derechos de todas las personas. FISAT Cartagena es parte de su legado y el piso que hoy lleva su nombre, una forma humilde de agradecerle su vocación hacia la acción social.
Por Cristina Riquelme. Coordinadora de Proyectos en FISAT Cartagena.

Compromiso, trato cercano, acogida incondicional, valoración de la diversidad e implicación en la lucha por el respeto a los derechos de todas las personas. Así era Inma Bernal. Esos (y otros) son los valores que a muchas personas nos trasmitió y por los que hoy en día seguimos trabajando, para conseguir que impregnen todos los proyectos que desde FISAT Cartagena ponemos en marcha.

Inma Bernal fue una soñadora, junto con algunas otras personas, puso las primeras semillas de todas las actuaciones que hoy en día se llevan a cabo: las clases de español, el servicio de acogida integral a personas migrantes, los proyectos de empleo, la formación del voluntariado… pero sobre todo fue una persona que puso su corazón, que ofreció su tiempo, forma de ser y de hacer, que le dio sentido al trabajo que hoy en día realizamos en FISAT Cartagena.

De ella aprendimos a ser pacientes, a que las cosas no salen a la primera. A veces hay que intentarlo una y otra vez para que las cosas salgan bien. Es necesario esfuerzo, trabajo bien hecho y perseverancia, pero al final, todo llega.

Ya en 2002 soñábamos con poder abrir un recurso de acogida residencial. Con servir de apoyo a un grupo de jóvenes que no tenían una red de familiares o amistades lo suficientemente estable para vivir de forma totalmente autónoma. Ha habido muchas dificultades en el camino. Hemos tenido que esperar 18 años para ver realizado un sueño que comenzó con una soñadora que supo hacernos partícipes de su sueño. Nos invitó a soñar el mismo sueño, a compartirlo y a construirlo entre todos y todas. Hoy se ha hecho realidad. Abrimos en Cartagena un recurso de acogida residencial para jóvenes solicitantes o beneficiarios de protección internacional.

Nos enorgullece que este “hogar” lleve su nombre y que podamos trabajar como ella nos enseñó. Para nosotros es una forma humilde de agradecerle su vocación hacia la acción social. Podemos sentir desde aquí su alegría por la tarea que comenzamos. Podemos sentir su agradecimiento por la perseverancia y su confianza en que “todo saldrá bien”.

Se mezclan emociones. La alegría y la ilusión están acompañadas de inquietud y expectación. Tenemos esa sensación de haber estado esperando algo durante mucho tiempo y que finalmente, después de muchos intentos y esfuerzo, se ha conseguido, lo hemos conseguido. Ahora sentimos la responsabilidad de hacerlo bien, de estar a la altura y sobretodo de que los jóvenes que vengan a vivir a la casa Inma Bernal se sientan acogidos, “en casa”, en la casa que les ha estado esperando desde hace tanto.

Puede que nos tiemblen las piernas debido a una mezcla de emoción y miedo a lo desconocido pero nuestras piernas son fuertes y firmes y tienen detrás a muchas personas que nos van a acompañar en este sueño hecho realidad.
Dice un proverbio bambara: “Sen kelen tè se ka sira taama” (un solo pie no puede hacer el camino), queremos recorrer juntos y juntas este ilusionante camino.