Hoy celebramos la festividad de la Beata Laura Vicuña, una joven a la que su fe le llevo a sacrificar su propia vida por salvar la de su madre. Os invitamos a saber un poco más sobre su historia.
Laura Vicuña (8 de abril de 1891, Santiago de Chile – 22 de enero de 1904, Junín de los Andes, Argentina) fue una alumna ejemplar de un colegio de las Hijas de María Auxiliadora.
Nació en una familia aristocrática de Chile, pero muy pronto, debido a la revolución que se produjo en el país, se vieron forzados al exilio. Su padre falleció y su madre conoció a un hombre en Argentina con el que convivió. Este hombre era prepotente y trataba muy mal a Mercedes, la madre de Laura. Laura hizo la primera comunión, teniendo de referente a Domingo Savio, del que ya había oído hablar en el colegio.
Veía sufrir a su madre, Manuel Mora, el hombre con el que convivían Laura, su madre y su hermana, no se portaba bien con ellas, incluso llegaba a maltratarlas. Viendo este comportamiento, Laura hizo una promesa a Dios: Sacrificaría su vida con el objetivo de poder salvar a su madre de este hombre y que ella pueda volver a una vida cristiana. Así se puede ver en la carta que le escribió a su madre la última noche:
“¡Mamá, me estoy muriendo! Durante mucho tiempo le he ofrecido a Jesús mi vida por ti, para que vuelvas a Dios… Mamá, antes de morir, ¿tendré la oportunidad de ver tu arrepentimiento? Laura”.
Su madre contestó al leer la carta: “Prometo que haré lo que me pides” . Con esta alegría Laura murió la tarde del 22 de enero de 1904 (hoy hace 221 años). El 3 de septiembre de 1988, en el centenario de la muerte de Don Bosco fue proclamada beata por Juan Pablo II.
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